viernes, 21 de agosto de 2015

Ella

La esperé como la tierra espera al sol y la lluvia. La vida se me iba sin haber rozado sus labios. Sin haber tocado su piel morena. El mundo era su sonrisa y sus mensajes a las 2 AM. Vivir eran sus abrazos alargados y sus manos tibias. La vida pasó esperando ése 'Sí' que nunca llegó.

Me ardían las tripas y el corazón al pensar en él haciéndole el amor. Él al que no quería. Él al que nunca quiso dejar por mí. Ella, la de los ojos almendrados. La que huele a ganas. Ella, toda morena y piel. La que me rechazó tantos besos. Ella, quien me hizo amarla. No se puede seguir arrastrando para siempre la esperanza entre el desapego y la vanidad de sus necesidades. Los cuentos terminan y requieren solo 3 letras.

Se lo dije de tantas formas. A veces directo o en canciones o en poemas. Siempre fue Ella. Siempre ha sido Ella. Siempre (temo) que será Ella. Ella y su cariño malo y de a gotas. Ella y esa sonrisa radiante que hizo metástasis en mí. Ella sabe. Sabe y no sabe que hacer con eso.

Soy su espacio de conciencia me dice y Yo... Yo solo quiero ser la carne que la invade y conquista. El beso guerrillero que roba su aire y lo reparte al Pueblo de mis emociones. Quiero ser la mano que gobierna su cintura. El escalofrío de sus oídos. Los dedos que desgastan sus pechos y acaparan sus muslos. Quiero ser las dos palabras que se prohibió pronunciar. Porque nadie le hace el amor a su conciencia. Y eso dice que soy: la profunda luz de su esperanza cubierta por los miedos.

Sé y no sé qué quiere Ella. Quiere el mundo, el sol en su ventana y mi abrazo para ahuyentar los miedos. Y Yo, Yo solo la quiero a Ella. Soy quien la salvó alguna vez del infierno de la desesperanza. La barrica sin fondo donde guarda sus desvelos. Y no puedo serlo más porque ese barril sin fondo se está rebasando... y duele. ¿Por qué no quiere lo que desea? Duele que no quiera que la quiera. Y la deseo. Y me quema. Y en ese fuego arden mis esperanzas. Y Ella: Ella pide que le sostenga el mundo, que le muestre el camino a esa tierra donde sueña con ser feliz, mientras que Yo solo sueño con sus piernas.

Si la vida me llevó a este cuento de siete años, tengo el resto para cambiar el final antes que ya no queden palabras. Y Ella: Ella seguirá siendo siempre Ella.

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